- Leidy Diana Grueso
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El Metaverso: El concepto que dejó de ser un juego y ahora es una realidad muy lucrativa
El metaverso es el concepto tecnológico de moda en 2022. Las grandes corporaciones ya están presentes en este nuevo entorno, cuyo mercado de bienes y servicios empieza a mover cifras multimillonarias
El metaverso está destinado a ser un gran negocio. No hace falta analizar estudios y previsiones para preverlo; basta echar un vistazo a las cuentas de Epic Games. Su juego, Fornite, es lo más parecido a un metaverso que hay en la actualidad. En Fornite se pueden comprar vestidos y movimientos para el avatar del jugador, se puede ir a un concierto o pasarse por una exposición como la que han realizado en colaboración con la Serpentine North Gallery de Londres. Hay muchas posibilidades para el jugador, y muchas más para el negocio. Fortnite generó más de 9.200 millones de dólares (unos 8.500 millones de euros) entre 2018 y 2019. Eso es más de lo que movilizará en dos años el PIB de un país pequeño como Andorra.
Con estas cifras es normal que muchas grandes empresas se hayan lanzado a la creación de un metaverso. Microsoft dio un golpe en la mesa con la compra de Activision, empresa de videojuegos estadounidense creadora de éxitos como Call of Duty, en una clara apuesta por liderar la carrera de los metaversos. La operación rozó los 68.700 millones de dólares. Meta, empresa matriz de Facebook, Instagram y Whatsapp, invirtió en 2020 cerca de 18.500 millones de dólares en I+D, un 30% de sus ingresos. Ninguna empresa había invertido tanto en un solo proyecto.
De acuerdo con Dan Ciocoiu-Muntiu, director gerente de Accenture Interactive, “El metaverso y sus elementos suponen para las empresas medianas y pequeñas grandes oportunidades de generación de ingresos ``.Para empezar, las inversiones que las grandes tecnológicas ponen a disposición de los creadores (principalmente startups) representan un capital interesante a capturar para el desarrollo de aplicaciones de negocio basados en el metaverso. Ya sea para captar nuevos clientes, desarrollar nuevas líneas de negocio o impulsar la eficiencia”. El metaverso será un ecosistema sobre el que desarrollar nuevas aplicaciones, un espacio colaborativo en el que las grandes empresas van a poner la estructura, el esqueleto básico, abriendo el espacio a las demás para que creen sobre ella.
Aun estando en construcción, este mundo ya mueve mucho dinero. El mercado mundial de bienes y servicios en el metaverso pronto tendrá un valor de un billón de dólares, según el inversor en moneda digital Grayscale. Los videojuegos y sus compras integradas y el mundo del arte, con sus NFTs, son las puntas de lanza, pero todos los sectores irán después.
El metaverso supone para las empresas medianas y pequeñas una gran oportunidad de generación de ingresos. El desarrollo de aplicaciones permitirá captar nuevos clientes, desarrollar líneas de negocio o impulsar la eficiencia.
Se acaba de celebrar la primera semana de la moda del metaverso. Decentraland’s Metaverse Fashion Week (MVFW) ha contado con desfiles de firmas como Dolce & Gabbana, Etro, Tommy Hilfiger o Elie Saab. Dio la oportunidad de presenciar un desfile desde el front row. Es un buen ejemplo de lo que puede ser el metaverso en sus primeros años.
En los últimos meses, el volumen de transacciones de inmuebles comerciales en el metaverso se ha disparado. En octubre, Tokens.com, una empresa de tecnología blockchain centrada en las NFT y los bienes inmuebles del metaverso, adquirió el 50% de Metaverse Group, una de las primeras empresas inmobiliarias virtuales del mundo, por unos 1,7 millones de dólares. Pero la inversión inmobiliaria en el metaverso sigue siendo altamente especulativa, y nadie sabe a ciencia cierta si este boom es la próxima gran oportunidad o la próxima gran burbuja.
Jorge Pelegrín, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad La Rioja, afirma que podemos estar frente a una burbuja. “Se están desarrollando mundos virtuales en los hay un gran interés especulativo y, actualmente, no percibo tanto la utilidad de este metaverso”, reflexiona. “Lo veo similar a lo que ocurre con las criptomonedas y la especulación producida con ellas”.
Sin embargo Pelegrín cree que el metaverso ofrece otras oportunidades de mercado más realistas. “Hay una visión utilitaria, centrada en el desarrollo de mundos virtuales que generen utilidades para trabajar y en donde no prima la ganancia con la especulación”, señala. “Y hay también una visión de disfrute en la que se buscan mundos virtuales para jugar o socializar”.
En junio de 2003, el diseñador Phillip Rosedale lanzaba al mercado Second Life, un programa en el que los avatares podían comprar, relacionarse y divertirse. Era más que un videojuego; se trataba de una réplica en virtual de la vida misma. Muchas empresas se lanzaron a este mundo sin pensarlo demasiado. Second Life nunca pasó de ser una gran promesa y quienes apostaron por él perdieron. ¿Suena familiar? A pesar de las similitudes, los expertos consultados señalan que el contexto es muy diferente. La tecnología ha avanzado mucho desde entonces, las grandes empresas del mundo están apostando cantidades ingentes de dinero y, sobre todo, el público ha cambiado.
El auge de los videojuegos, el teletrabajo y las videoconferencias han hecho que seamos menos reacios a un ecosistema que, hasta hace poco, parecía sacado de la ciencia ficción. El metaverso aún no se ha construído. Pero ya tenemos un pie en él.